«Luis, sé fuerte»

El cambio en la política española se materializó ya desde ayer. Desde las ocho de la tarde Antena 3 realizó un despliegue digno de una final de la Champions. La cadena de televisión brindó a una España con un alto interés en la política seis horas de retransmisión futbolizada: dos de ellas de previo, dos de debate y dos de post-partido, perdón, post-debate. Además: las cámaras mudas en los coches de los candidatos, la fan zone con hooligans de los diferentes partidos, el seguimiento a los candidatos, a quienes sólo les faltaban unos cascos XL, por los pasillos de Atresmedia, las tertulias chiringuitizadas… El debate de ayer fue un show al más puro estilo americano en el que, quizás, la mayor innovación fue la ausencia de mesas o atriles. Esto último pasó factura a un decepcionante Rivera, inquieto y nervioso, que no sabía que hacer con su cuerpo y, más en concreto, con sus manos. Iglesias las mantuvo hábilmente ocupadas con un bolígrafo Bic pero sus piernas abiertas recordaban a Cristiano Ronaldo antes de fallar una falta y le restaban naturalidad. Sánchez manteniendo su rol de robot parecía un cóctel entre Arnold Schwarzenegger en el papel de Terminator y el egocéntrico Stan Smith (protagonista de American Dad!). Y esos fueron los tres candidatos oficiales a la presidencia que asistieron, con la gran ausencia del candidato del partido líder en las encuestas y actual Presidente del Gobierno. Sin embargo el PP no se quedó sin representación ya que también participó en el debate una candidata a la presidencia encubierta: Sáenz de Santamaría.

El debate giró en torno a las reformadoras propuestas de Ciudadanos, introducidas por Rivera y rebatidas por el resto. Todas ellas eran rechazadas por el líder socialista quien se limitó a hablar del pasado, prometer derogar los últimos 4 años y evidenciar la falta de ideas y rumbo que hay en el actual PSOE. Un partido que ayer pudo perder votos en favor de la formación de Iglesias. Pablo se mostró tranquilo, cómodo y resolutivo pese a los continuos «no os pongáis nerviosos«, y sí, tuvo fallos de bulto como la mención a Andalucía y el artículo 151 de la Constitución Española. Pero estos errores pasan de puntillas entre la ignorancia nacional y le permiten ser el ganador del debate porque lo que quedará en la retina de muchos espectadores será el «Luis, sé fuerte» o la efectiva retahíla de casos de corrupción con los que concluyó volviendo a los orígenes de su partido.

«Luis, sé fuerte»

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